Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápido de la feroz predadora, que no desistía en su persecución.
Al tercer día, ya sin fuerzas, el coleóptero detuvo su carrera para enfrentar al ofidio:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
- Pues no acostumbro hacer a nadie esta concesión, pero como te voy a devorar, puedes preguntar lo que gustes.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No -contestó la devoradora.
-¿Te hice algún mal? –inquirió el luminoso insecto.
-No.
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Porque no soporto verte brillar!
Al tercer día, ya sin fuerzas, el coleóptero detuvo su carrera para enfrentar al ofidio:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
- Pues no acostumbro hacer a nadie esta concesión, pero como te voy a devorar, puedes preguntar lo que gustes.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No -contestó la devoradora.
-¿Te hice algún mal? –inquirió el luminoso insecto.
-No.
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Porque no soporto verte brillar!
Moraleja
Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa esto o aquello, si no he hecho nada malo, ni daño a nadie?
Sencillo es de responder.
Porque la gente que te rodea no soporta verte brillar.
Cuando esto pase, no dejes de dar luz.
Continúa siendo tú mism@ y sigue dando lo mejor de ti; sigue haciendo lo mejor; no permitas que te lastimen; no permitas que te hieran.
Sigue brillando y no podrán tocarte, porque tu luz seguirá intacta.
Tu esencia permanecerá pase lo que pase.
Así que sé siempre auténtic@, aunque tu esplendor moleste a los “predadores”.
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