jueves, 29 de abril de 2010

HITOS EN LA HISTORIA OVNI EN MÉXICO





Al cumplir 19 años de iniciar la Era OVNI en México, iré exponiendo en este espacio algo de lo más destacado en cuanto a mis propias investigaciones documentadas en libros de mi autoría. Mismos que trascendieron a la nueva Biblioteca de Alejandría en Egipto (1996)

Secuestro reptiliano en Tepoztlán

Un joven fue al parecer secuestrado por seres de otros mundos. Es hijo de una pobre mujer que atiende un puesto de antojitos mexicanos en el poblado de Tepoztlán, estado de Morelos y en la subida a la muy visitada por su alta energía y magnetismo (aunque intrincado el ascenso) pirámide del Tepozteco.

Del hecho tuve conocimiento a mediados del mes de septiembre de 1992 y su investigación con lujo de datos, documento en mi libro Contacto: México (Editorial DIANA 1995). Tras enterarme del incidente por una dama que acababa de conocer la historia, me dirigí al lugar de los hechos, donde entrevisté a la mamá del muchacho desaparecido.

¿Lagartija humana?


El principal testimonio y desahogo de la afligida mujer, que aparentaba poco más de sesenta años de edad, fue textualmente:

"Tengo o tenía (no lo sé por desgracia) un hijo que trabajaba en este lugar y acostumbraba de muy chico subir a la pirámide frecuentemente. Antes debo advertirle que en estos lugares se ven muy seguido platillos voladores... Pues mi muchacho andaba de un lado a otro hasta que un día dejó de volver a casa. Lo buscamos por doquier infructuosamente: ni vivo ni muerto lo encontramos jamás.

"Antes de perderlo, cerca de la cruz -que se levantaba a la vera del camino y a unos pasos de ella, al hacer este trabajo periodístico- advertí la presencia de un ser muy extraño. Me impresionó fuertemente porque estaba de espaldas a mí y era, erguido, de unos dos metros de alto y con piel verdosa llena de escamas; me dio la impresión de ser una lagartija gigante...

"De pronto volteó hacia mí captándole una apariencia muy diferente: parecía un americano rubio y cordial... Telepáticamente sentí que me decía, en medio de mi asombro y desconcierto, que no tuviera miedo, pues no me haría daño; que mi hijo se encontraba muy bien, que no me preocupara por él...

"Así estaba sin dar crédito a la visión y a sus frases que perforaban mis sentidos, cuando distinguí a la derecha de la criatura a un hombre que avanzaba hacia acá, a lo lejos. Le grité con todas mis fuerzas pidiendo auxilio, mas al dirigir mi vista a quien consideraba un enemigo, éste ya no estaba; había desaparecido ignoro cómo".

Seres con antenas y de color verde

Dos años después, el 6 de julio de 1994, tras varios estudios sobre la materia, es decir los posibles secuestros humanos a cargo de entidades "reptilianas" -raza extraterrestre que se maneja mucho en la ovnilogía, y de moda en el siglo XXI- regresé a consultar a la madre del probable chico llevado con estos peculiares entes de un sistema galáctico acuoso.

Acompañado de mi fotógrafo Alfredo Barrón, nos trasladamos a Tepoztlán con la esperanza de encontrar a la investigada.

Camino a la pirámide en un mediodía caluroso y entre semana, algo como una fuerza interior, me proyectó hacia ella, dejando atrás a Rodolfo sin darle ninguna explicación.

Tras una serie de explicaciones, le formulé las siguientes preguntas una vez que sin que lo notara, activé mi micrograbadora.

-¿Cuál es su nombre, señora?
"Concepción Navarrete Gómez"

-¿Desde cuándo vive en este lugar?
"Desde hace más de 15 años".

-¿Ha visto OVNIs?
"A veces... son unas luces muy potentes que aparecen en las noches. Me imagino que eso se llama OVNIs".

-¿Se ha encontrado con algún ser diferente a nosotros en esta zona?
"Sí. Hace unos seis días como a las seis de la tarde me crucé en la subida al cerro con dos señores que vestían túnica blanca y no pisaban el suelo; se veían a muy pocos centímetros de él. Eran de estatura regular y ellos bajaban mientras yo subía por esta vereda -señaló al angosto camino ascendente-. De pronto se me acercaron. Luego se alejaron desapareciendo de mi vista".

"Yo antes escuché que venían bajando tras aparecer como si se hubieran dejado caer de alguna parte, entre los árboles. Y al pasar junto a ellos, no me fijé bien en sus facciones, así que no sabría precisarle de qué color era su piel; solamente aprecié su figura y brevemente..."

-¿Cree usted en los extraterrestres, Conchita? -le dije cariñosamente para aumentar su confianza.

"Pues sí, porque fíjese que un día vi un animal muy extraño que estaba parado contra una enorme roca..."

Y contó de nuevo aquel encuentro con el ente que llamó "lagartija gigante" Empero, empeñándome en saber todo sobre su hijo, le inquirí:

-¿No cree que esa clase de animales o concepciones semihumanas, se hayan llevado a su hijo?
"No lo sé, señor -dijo ahora dubitativa-, pero jamás he vuelto a saber de él desde que desapareció cuando me avisó que partía de la casa a buscar trabajo".

Pregunté por el nombre del muchacho y cuántos años tenía. Dijo llamarse Carlos Enrique Esqueda Navarrete y contar el día que lo perdió, con17 años de edad. Evocando su imagen, expuso dolida y sollozante:

"De pequeño gustaba mucho de andar por los cerros detrás de las luces que aparecían cuando se iba la electricidad en el pueblo. Creo que era un chico con bastante imaginación, a juzgar por todo lo que me contaba..."

¡Sigue vivo!

Estaba a punto de despedirme de "Conchita", cuando ésta recordó de pronto un hecho muy importante, amén de altamente revelador.

"Hace dos años, una pariente que radica en la ciudad de México, exactamente en el cerro del Ajusco, me enteró que mi hijo le había llamado por teléfono y revelado que se encuentra en un lugar donde está muy bien y bastante contento; que allí no hay envidias, ni problemas, ni nada malo.

"Mi hermana se llama Teresa Navarrete y agregó que Carlos Enrique le había pedido que me avisara de esto y que más adelante se comunicaría de nuevo...cosa que no ha hecho hasta ahora", concluyó la denunciante dejando entrever la clara posibilidad de una abducción en este caso sin daño al sujeto, por parte de extrañas entidades a todas luces no terrestres.

Más adelante volví a visitar a Conchita, quien seguía sin saber el paradero de su vástago, aunque mantenía -y quizá a la fecha- la esperanza de su regreso
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Luis Ramírez Reyes


Pie de foto: Concepción Navarrete, madre del muchacho que supuestamente fue secuestrado por un hombre anfibio en Tepoztlán, Morelos. Gráfica de Rodolfo Barrón.


lunes, 19 de abril de 2010

SUPREMACÍA DE LA ESPECIE HUMANA


El gran salto cuántico


Sabio no es aquel que tiene su mente atiborrada de información.
La verdadera sabiduría consiste en poder ser felices en el mundo tal como es, sin pretender acomodarlo como a nosotros nos gustaría que fuera.
Tu paz interior y tu felicidad dependen de aceptar que no puedes elegir lo que crees que debería ser, pero que sí puedes escoger como quieres ver lo que ya tienes.
Cuando juzgas como buena o mala una situación confundes la realidad con tu interpretación de ella.
Entonces harás que la paz sea imposible para ti, porque tendrás tu mente enfocada en conflictos. Y, por ley de correspondencia, conflictivas serán también las experiencias que el mundo exterior te brinde.

El doctor Hans Jenny (1904-1972), médico y científico suizo, estudió las relaciones entre materia y energía y, respaldado por una metodología muy bien documentada, que puede ser reproducida en los laboratorios, construyó el fundamento de una nueva ciencia, a la que llamó “Cimática” (Cymatics). Catorce años de experimentación le llevaron a comprobar que el mayor o menor grado de complejidad molecular y evolutiva de un ser depende de las frecuencias de energía que reciba su cuerpo.

Una dimensión es la amplitud determinada de frecuencias vibratorias, que producen en la materia un diseño particular de patrones biológicos. Cambia la frecuencia, y el cuerpo muta en forma correspondiente. ¿Es eso lo que está ocurriendo entonces con la vida en la Tierra, considerando que estamos siendo bombardeados por energías de altísima frecuencia, procedentes del sol central galáctico?
Observemos algunos efectos inmediatos. ¿Has notado cómo el tiempo se acelera cada día más? Ciertamente, parece transcurrir más rápido porque nuestras células han acelerado su pulso, para adaptarse al incremento del pulso de la Tierra (frecuencia Schumann). Y de la velocidad de ese pulso depende nuestra percepción del tiempo.

El tiempo se ha estado acelerando y continuará haciéndolo en la medida en que nos aproximemos al momento crítico del cambio dimensional. La llamada resonancia Schumann, o pulso de la Tierra, antes era una constante de 7.8 hertzios, ahora ha subido a 12, y tendrá todavía que elevarse a 13 hertzios. Cuando alcance ese punto, llegará el umbral donde nos estabilizaremos en una octava superior de frecuencia, y se iniciará para nosotros otra etapa de la creación, en una realidad diferente.

Créelo, o no, ahora vives la transición, entre el tiempo lineal que bien conoces, y el infinito del eterno “ahora”.
¿Qué nos ocurre físicamente, cuando se elevan las frecuencias de luz que recibimos? Igual que en los experimentos de Jenny, un ser vivo recibe esta energía como nueva información, que molecularmente se codifica en el ADN y lo transforma. El primer paso del cambio es hacia el caos, porque el modelo anterior debe disolverse, antes de que se pueda manifestar lo nuevo. En el siguiente paso los patrones se reorganizan en un orden más complejo, produciendo organismos más perfectos.

Si tú eres de aquellos preocupados porque tu energía opera con muchos altibajos, a veces precipitándote en un estado de intensa fatiga; y además oscilas emocionalmente entre la depresión y la euforia, ¡no, no eres un psicópata bipolar! Simplemente todo tu cuerpo está tratando de afinarse a las nuevas frecuencias de luz. Igual que cuando vas a captar una emisora de radio, tienes que mover hacia adelante y hacia atrás la sintonía hasta captar el punto exacto. Así, ahora oscilas de un estado a otro, hasta lograr un equilibrio. Ese mismo proceso, físico y emocional, vuelve y fluctúa cada vez que la frecuencia del planeta se eleva un grado más.

Muchas personas, jóvenes y viejas, están presentando fallas de memoria. Esto se debe a la caída acelerada del campo magnético de la Tierra, que produce ese efecto, porque el magnetismo es como el adherente que atrapa los recuerdos. Para poder asimilar lo nuevo, el disco duro de nuestro computador interno necesita ser apagado y luego encendido nuevamente.

El nacimiento del hombre nuevo se dará en el momento en que el campo magnético de la Tierra alcance el punto 0. Sólo en esa circunstancia se hace posible completar la reconfiguración de todos nuestros patrones genéticos, y hacerlos aptos para la vida en una dimensión más elevada.

La remodelación del ADN produce oleadas de fatiga y dolor. Hay un período agudo, cuando las frecuencias más altas impactan nuestro cuerpo, seguido de un tiempo más suave de asimilación. Durante el ciclo agudo hay necesidad de dormir y descansar más. Hay que advertir que todos estos síntomas son temporales, durarán mientras la Tierra completa su trabajo de parto, y con ella pasaremos por un nuevo nacimiento a la quinta dimensión.
Si por ahora no puedes concentrarte en nada, comprende que tu cuerpo se está adaptando a los cambios de la Tierra, y tu cerebro y tu sistema nervioso están en reconstrucción. Es posible que los dolores del cuerpo se hayan intensificado especialmente del lado derecho, y sientas una punzada permanente en la base del cráneo, y en las caderas. Tal vez, sin causas médicas exista molestia en las rodillas, las piernas y las articulaciones, y un calor interno recorra tu cuerpo produciendo vibración y una sensación quemante. Si tu corazón a veces acelera sus latidos sin razón, felicitaciones, eso significa que ya estás activando tu cuerpo de Luz.
La mejor forma de comprender este proceso es tomando en consideración que, a nivel molecular, el cuerpo físico contiene ondas de energía que responden de inmediato a la interacción con frecuencias más elevadas, adaptándonos a ellas haciendo cambios en nuestros patrones biológicos.

El proceso es simple. Las frecuencias elevadas, que están llegando a la Tierra, activan y aceleran la vibración de nuestras células, y ellas reaccionan irradiando calor hacia los espacios vacíos que las rodean. Esta implosión despierta algunos códigos dormidos del ADN, y expande la información nueva hacia los núcleos de otras células, las que también se activan. De esta manera nuestro cuerpo es el escenario de una reconfiguración en cadena, que resultará en una expansión de la conciencia, que es correspondiente con una forma material más sutil y más perfecta.

La consciencia es aquella posibilidad de comprender el sentido de la vida. Según un determinado nivel de percepción para los ciudadanos de la Tierra, la interpretación de la realidad ha estado hasta ahora firmemente anclada en la tercera dimensión, o capacidad de percibir sólo una franja muy estrecha de la creación (el 10%), que fluctúa entre las frecuencias superior al infra-rojo y por debajo del ultra-violeta.

Por eso el cerebro del hombre, que funciona como una caja de resonancia, ha activado únicamente ese 10% de su capacidad; mientras duermen el 90% restante de sus posibilidades, porque corresponden a frecuencias de otras dimensiones de luz, que no estamos afinados todavía para experimentar.
Lo que define cuál ha de ser la matriz de consciencia de una unidad, llámese planeta, o ser humano, es la energía de luz que estamos capacitados para asimilar.

En la tercera dimensión percibimos esa energía como dos ondas con propiedades diferentes: electricidad y magnetismo. La porción eléctrica provee la información de los códigos de creación, y la magnética es el aspecto que los estabiliza. En esta forma las dos polaridades actúan coordinadamente para mantener ese nivel de realidad.
Las frecuencias de luz se producen como pulsaciones, y el ritmo de las mismas condiciona los ciclos.

La Tierra, por ejemplo, es muy vulnerable a las emisiones electromagnéticas de las explosiones solares que recibe cada once años, cuando el sol completa un ciclo y pulsa.
También existen ciclos galácticos, y cuando uno de ellos termina, nuestro centro galáctico pulsa, disparando energías de frecuencias electromagnéticas altísimas, que cambian las matrices de vida en toda la galaxia.
Estas frecuencias viajan como ondas, llevando paquetes de información nueva, que provocan un ordenamiento más complejo en todos los niveles, desde el solar y planetario, hasta el molecular, con el consiguiente salto quántico en la apertura de consciencia y la evolución de la vida.

Si comprendemos esto, estaremos ubicándonos dentro de la situación planetaria que vivimos actualmente.
Sabemos que desde 1987 se ha incrementado en la Tierra el impacto de fotones de luz de altísima frecuencia, procedentes del centro galáctico.
También hay ya confirmación científica de que, tal vez debido a este bombardeo de energía, algunas constantes planetarias, como el magnetismo y la frecuencia Schumann, (pulsación de la Tierra), han estado cambiando. De hecho estamos ya muy cerca de un acontecimiento espectacular, que el hombre no conoce: se calcula que antes de finalizar el año 2012, el magnetismo haya alcanzado el punto cero, y la resonancia base de la Tierra, o frecuencia Schumann, haya subido de 7.8 a 13 Hz.
En el momento crítico en que esto suceda, tendremos la oportunidad de vivir un cambio dimensional que pondrá fin a nuestras limitaciones como seres humanos.

El primer movimiento hacia establecer un nuevo orden es el caos, y esto lo estamos experimentando ahora.
Todos los paradigmas existentes: a nivel del gobierno, las instituciones, las religiones y creencias, los sistemas sociales, familiares, de salud, etcétera, están resquebrajándose para finalmente sucumbir.
Paralelamente el clima, los elementos y la geología de la Tierra también están convulsionados. Desde el 13 de abril del año 2002 la nueva matriz de creación, o rejilla energética, está ya completa, y gracias a eso la nueva información puede fluir, despertando la afinidad de quienes estén listos para asumir su destino como seres humanos más completos.

Al entrar nuevas energías a la Tierra, se afectan los sistemas políticos, sociales, económicos y de creencias.
Es por lo tanto una información nueva, con experiencias vibratorias diferentes, incluyendo además nuevos paradigmas geológicos y climáticos.

Todos los calendarios: mayas, tibetanos, chinos, egipcios, etcétera, coinciden en que, en la época en que vivimos hoy, se dará un cambio definitivo en la vida de la Tierra.

Es pues este tiempo, único en la historia de la humanidad.
Si tú deseas participar en esta aventura más allá de ti mismo, hay un cambio de configuración que debes hacer, para conectarte con la amplitud de onda que incluye a toda la creación.
La nueva configuración es la apertura hacia el espíritu, reconectarse con nuestra verdadera naturaleza como seres de luz, que además sirve como frecuencia de acceso a la supervivencia.
Vivimos ahora los tiempos de un gran cambio, un salto cuántico a nivel de la conciencia colectiva como especie humana.

La selección que hace cada uno y a nivel global, para nadar con la marea cósmica del cambio, o, en contra de ella, luchando inútilmente por la preservación de modelos anteriores ya caducos.

El siguiente paso que viviremos, es el despertar cósmico que experimentaran nuestras células y códigos genéticos, cuando consigan afinarse al nuevo código de creación y cantar la canción de unidad con todo el universo. En ese momento tanto la humanidad como nuestro planeta dejarán de estar en riesgo de extinción
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Con cariño. Shiné.