Al cumplir 19 años de iniciar la Era OVNI en México, iré exponiendo en este espacio algo de lo más destacado en cuanto a mis propias investigaciones documentadas en libros de mi autoría. Mismos que trascendieron a la nueva Biblioteca de Alejandría en Egipto (1996)
Secuestro reptiliano en Tepoztlán
Un joven fue al parecer secuestrado por seres de otros mundos. Es hijo de una pobre mujer que atiende un puesto de antojitos mexicanos en el poblado de Tepoztlán, estado de Morelos y en la subida a la muy visitada por su alta energía y magnetismo (aunque intrincado el ascenso) pirámide del Tepozteco.
Del hecho tuve conocimiento a mediados del mes de septiembre de 1992 y su investigación con lujo de datos, documento en mi libro Contacto: México (Editorial DIANA 1995). Tras enterarme del incidente por una dama que acababa de conocer la historia, me dirigí al lugar de los hechos, donde entrevisté a la mamá del muchacho desaparecido.
¿Lagartija humana?
El principal testimonio y desahogo de la afligida mujer, que aparentaba poco más de sesenta años de edad, fue textualmente:
"Tengo o tenía (no lo sé por desgracia) un hijo que trabajaba en este lugar y acostumbraba de muy chico subir a la pirámide frecuentemente. Antes debo advertirle que en estos lugares se ven muy seguido platillos voladores... Pues mi muchacho andaba de un lado a otro hasta que un día dejó de volver a casa. Lo buscamos por doquier infructuosamente: ni vivo ni muerto lo encontramos jamás.
"Antes de perderlo, cerca de la cruz -que se levantaba a la vera del camino y a unos pasos de ella, al hacer este trabajo periodístico- advertí la presencia de un ser muy extraño. Me impresionó fuertemente porque estaba de espaldas a mí y era, erguido, de unos dos metros de alto y con piel verdosa llena de escamas; me dio la impresión de ser una lagartija gigante...
"De pronto volteó hacia mí captándole una apariencia muy diferente: parecía un americano rubio y cordial... Telepáticamente sentí que me decía, en medio de mi asombro y desconcierto, que no tuviera miedo, pues no me haría daño; que mi hijo se encontraba muy bien, que no me preocupara por él...
"Así estaba sin dar crédito a la visión y a sus frases que perforaban mis sentidos, cuando distinguí a la derecha de la criatura a un hombre que avanzaba hacia acá, a lo lejos. Le grité con todas mis fuerzas pidiendo auxilio, mas al dirigir mi vista a quien consideraba un enemigo, éste ya no estaba; había desaparecido ignoro cómo".
Seres con antenas y de color verde
Dos años después, el 6 de julio de 1994, tras varios estudios sobre la materia, es decir los posibles secuestros humanos a cargo de entidades "reptilianas" -raza extraterrestre que se maneja mucho en la ovnilogía, y de moda en el siglo XXI- regresé a consultar a la madre del probable chico llevado con estos peculiares entes de un sistema galáctico acuoso.
Acompañado de mi fotógrafo Alfredo Barrón, nos trasladamos a Tepoztlán con la esperanza de encontrar a la investigada.
Camino a la pirámide en un mediodía caluroso y entre semana, algo como una fuerza interior, me proyectó hacia ella, dejando atrás a Rodolfo sin darle ninguna explicación.
Tras una serie de explicaciones, le formulé las siguientes preguntas una vez que sin que lo notara, activé mi micrograbadora.
-¿Cuál es su nombre, señora?
"Concepción Navarrete Gómez"
-¿Desde cuándo vive en este lugar?
"Desde hace más de 15 años".
-¿Ha visto OVNIs?
"A veces... son unas luces muy potentes que aparecen en las noches. Me imagino que eso se llama OVNIs".
-¿Se ha encontrado con algún ser diferente a nosotros en esta zona?
"Sí. Hace unos seis días como a las seis de la tarde me crucé en la subida al cerro con dos señores que vestían túnica blanca y no pisaban el suelo; se veían a muy pocos centímetros de él. Eran de estatura regular y ellos bajaban mientras yo subía por esta vereda -señaló al angosto camino ascendente-. De pronto se me acercaron. Luego se alejaron desapareciendo de mi vista".
"Yo antes escuché que venían bajando tras aparecer como si se hubieran dejado caer de alguna parte, entre los árboles. Y al pasar junto a ellos, no me fijé bien en sus facciones, así que no sabría precisarle de qué color era su piel; solamente aprecié su figura y brevemente..."
-¿Cree usted en los extraterrestres, Conchita? -le dije cariñosamente para aumentar su confianza.
"Pues sí, porque fíjese que un día vi un animal muy extraño que estaba parado contra una enorme roca..."
Y contó de nuevo aquel encuentro con el ente que llamó "lagartija gigante" Empero, empeñándome en saber todo sobre su hijo, le inquirí:
-¿No cree que esa clase de animales o concepciones semihumanas, se hayan llevado a su hijo?
"No lo sé, señor -dijo ahora dubitativa-, pero jamás he vuelto a saber de él desde que desapareció cuando me avisó que partía de la casa a buscar trabajo".
Pregunté por el nombre del muchacho y cuántos años tenía. Dijo llamarse Carlos Enrique Esqueda Navarrete y contar el día que lo perdió, con17 años de edad. Evocando su imagen, expuso dolida y sollozante:
"De pequeño gustaba mucho de andar por los cerros detrás de las luces que aparecían cuando se iba la electricidad en el pueblo. Creo que era un chico con bastante imaginación, a juzgar por todo lo que me contaba..."
¡Sigue vivo!
Estaba a punto de despedirme de "Conchita", cuando ésta recordó de pronto un hecho muy importante, amén de altamente revelador.
"Hace dos años, una pariente que radica en la ciudad de México, exactamente en el cerro del Ajusco, me enteró que mi hijo le había llamado por teléfono y revelado que se encuentra en un lugar donde está muy bien y bastante contento; que allí no hay envidias, ni problemas, ni nada malo.
"Mi hermana se llama Teresa Navarrete y agregó que Carlos Enrique le había pedido que me avisara de esto y que más adelante se comunicaría de nuevo...cosa que no ha hecho hasta ahora", concluyó la denunciante dejando entrever la clara posibilidad de una abducción en este caso sin daño al sujeto, por parte de extrañas entidades a todas luces no terrestres.
Más adelante volví a visitar a Conchita, quien seguía sin saber el paradero de su vástago, aunque mantenía -y quizá a la fecha- la esperanza de su regreso.
Luis Ramírez Reyes
Pie de foto: Concepción Navarrete, madre del muchacho que supuestamente fue secuestrado por un hombre anfibio en Tepoztlán, Morelos. Gráfica de Rodolfo Barrón.
no te la mames con tu pseudo investigación compadre, yo vivo en tepoz, soy de tepoz, ademas te puedo decir que yo conosco a esta señora y lastimosamente carece de sus facultades mentales, te diste cuenta, no lo decidiste omitir a propósito verdad??
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