martes, 4 de mayo de 2010

TODO ES ILUSIÓN. ¿CUÁNDO REALIDAD?



Vivimos tiempos de ilusiones sobre falsas promesas. Pero los sobrellevamos parafraseando a Manzanero: "¿Qué importa vivir de ilusiones si así soy feliz?"

Efectivamente, la aceleración del tiempo, como científicamente está comprobado, cambio climático del planeta y calentamiento del mismo; aumento en la degradación de los valores morales y por ende, la corrupción, secuestros, las drogas, violaciones y todo ese complejo de maldad que nos azota, nos hace caer ya en una abulia, en un desinterés por ser mejores.

Así veníamos cargando con productivos principios morales, antes de la tormenta de cambios negativos tanto en la composición físico-químico del mundo, como de la moral, reflejada en la activación de una conducta desviada e indiferente hacia la desgracia de nuestros hermanos terrestres.

Hoy vivimos por lo regular (y salvo ejemplares excepciones) en la irrealidad. Construimos castillos en el aire en mayor cantidad que tiempo atrás.
Nuestros ladrillos, tabiques, cimientos, pilares, columnas de concreto y demás, se han convertido en un vertedero de ilusiones provocadas por falsas promesas.

Y si bien es valedera aquella frase "¿Qué importa vivir de ilusiones si así soy feliz?", la cual traigo a colación de esa bella composición -letra y música- de mi entrañable amigo Armando Manzanero: "Voy a apagar la luz", no deja de ser triste el analizar que con ello nos vamos alejando de una realidad que pide a gritos ser cambiada en su esencia: de tormentosa a llevadera, a la felicidad.

En mi libro "El Valor de Ser Yo" revivo mis primeras palabras -por cierto dictadas por un sabio amigo leguleyo de la Universidad- expresadas en una ceremonia estudiantil que conduje a los 19 años de edad como dirigente de importante sociedad de alumnos de la entidad (en este caso, la chihuahuense).

Empecé mi discurso diciendo a manera de autoreflexión:
"Qué importante es la vida cuando se vive bien... Pero prefiero una corta vida ¡bien vivida! que una luenga vida mal empleada"

Ésta es pues la propuesta que hago en este espacio. Aclarando que vivir bien es estar primero bien con uno mismo; luego con los demás.
Es asimismo tener las agallas para extraer de nuestro escondido baúl de joyas preciosas de valores, aquellas que nos hacen caminar por nuestra existencia con garbo y éxito.

Son en pocas palabras, las que puntualizo en la obra que considero la fórmula para vivir con plenitud. Me refiero al amor, que envuelve el perdón, la comprensión y la tolerancia.
Añado la aceptación sincera de sí mismo; el respeto; la confianza; el darse lo mejor y dar; pensar positivamente (actitud mental) conllevando la sonrisa; y el auto estímulo: todos los días hacernos sentir cuánto valemos como entes.

Y si no es lo más efectivo para vencer al alud de malas noticias que diariamente muchos noticieros nos dan, a la par que el estrés que provoca la desviada en términos generales moral humana, al menos es una aportación bien intencionada para que esta humanidad que parece olvidar su potencial heredado de la Máxima Creación, se corone viviendo como le corresponde: armónica en paz, saludable y triunfal.
Luis Ramírez Reyes

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