Es importante que consideres que tu vida es más que un paso por la Tierra. Que eres un regalo de Dios y un ser portador de vida. Entre Dios y tú hay un pacto mágico de trascendencia: a Él perteneces y a Él regresarás.
Todo te une a Dios invisiblemente, como un hilo de plata resplandeciente que te hilvana a sus entrañas. Eres el hijo predilecto de un Dios que habita en las fuentes del universo.
Y es que Dios siempre está presente en cada gesto de tus manos,en cada palabra que sale de tus labios, en cada uno de los pasos con los que recorres el camino de la vida.
El camino entre el universo y tú es un punto equidistante entre tu alma y Dios. Por ello Dios ve el mundo a través de tus ojos y lo siente desde tu corazón.
De lo anterior se infiere que no debes olvidar preparar bien tu equipaje para el regreso.Haz por tanto, de cada instante de tu vida una estrella que alumbre en las noches oscuras del viaje.Haz de la felicidad un regalo contagioso con que llenar las horas de tristeza.Haz de la enfermedad una pista de entrenamiento luminoso para el alma.
Escribe con tus días la historia más bella jamás contada:la del fruto del amor y la complicidad entre el Dios, el universo y tú.
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